El horno

Fuente: Los Ranchos de Pascua en Tinajo

Manuel J. Lorenzo Perera
Mª Dolores García Martín

 

La vivienda tradicional de Tinajo es funcional, cuenta con los elementos constructivos necesarios para desarrollar un modo concreto y peculiar de vida, entre los que destacan: elhorno1 aljibe, la cuadra, el patio, el cuarto para dormir, la sala, el pajar y la cocina. Esta última puede encontrarse separada o anexa a la casa; en ella se disponen los teniques, dos o tres, en el suelo o sobre un poyo, con un espacio intermedio para colocar la leña. El horno puede ser independiente (en el patio . ..), o no, de la cocina.


En este último caso, el más común, la boca o entrada da hacia la propia cocina y la trasera, o culo, hacia el exterior.
Cuando la vivienda no disponía de horno, en el momento que éste era necesario para la cocción del pan, dulces, carne…solía utilizarse el de algún pariente o vecino; o bien, el de la panadería del pueblo aprovechando el calor residual después de haber horneado el pan. Cuando la necesidad de calor era mayor, se hacía a cambio de pagar el servicio: «por el asao de un cabrito eran unas dos o tres pesetas”.

Los hornos caseros tienen la forma de un cilindro, macizo, que parte desde el piso de la casa, construido con piedra y barro hasta la altura aproximada de un metro, para luego formar, mediante el añadido de cimbras o arcos de madera, la cúpula o cielo del horno, con archetes de piedra muerta u hornera, el mismo material que se emplea para constituir el suelo del horno, conseguido, muchas veces, con una única y gran laja, toba volcánica capaz de soportar las altas temperaturas sin llegar a resquebrajarse. El exterior de la cúpula -que es curva, claramente convexa- se recubre con piedras y barro, dejando un pequeño orificio hacia la parte superior, el respiradero o lugar por donde sale el humo cuando se quema la leña para calentar el horno. Es frecuente que toda la superficie externa se recubra con barro y hasta se encale, máxime cuando la vivienda a la que aparece adosado también lo está. La boca o lugar por donde se introducen el combustible y los alimentos es cuadrangular, ubicada en la parte baja de la cúpula, abarcando un espacio determinado, en contacto con el suelo del horno; suele estar enmarcada por tres piedras labradas, con apariencia de vano, dos verticales, cuyas bases descansan sobre la gran laja del suelo, y, sobre ellas, una horizontal. El horno que, «hace veinte años», levantó, en el patio de su casa, don Higinio Pérez Cabrera, responde a las características formales siguientes:
Altura de la base del horno: 87 centímetros.
Laja de piedra hornera: 10 centímetros de altura; 110 de diámetro.
Altura de la cúpula: 110 centímetros.
Boca del horno: anchura, 30 centímetros; altura, 42 centímetros.
Anchura total de la fachada: 115 centímetros.

Calentar el horno
Se trata de una tarea especialmente laboriosa; debemos tener en cuenta que es un territorio que no cuenta con árboles que proporcionen leña gruesa, con gran capacidad de combustión, para facilitar el trabajo.
Para conseguir la temperatura adecuada, debían comenzar a calentar el horno en la tarde del día anterior, la leña iba ardiendo acrecentando la temperatura, durante la noche cohorno2nservaba el calor y al día siguiente se debía volver a introducir más cantidad: »el horno se calentaba de hoy pa mañana, pa que fuera cogiendo canto».
Para conseguir el calor necesario es muy importante mantener el fuego vivo, durante más tiempo cuanto mayor es la capacidad del horno: «cuando el fuego no era bueno se le echaba azufre para avivar ( . .) también poníamos azufre pa tostar, porque se tostaba mejor».
Mientras había llama en el interior, el hueco situado en la parte superior del horno, el respiradero, permanecía destapado; y cuando no había, se cubría y se cerraba la puerta del horno con una lata.
El punto de cocción lo deducían pasando un ramo de aulaga seca sobre el piso: «si se te prendía en el techo, ya estaba el horno caliente »,o »cuando el techo del horno se ponía blanco, ya tenía la caldia suficiente».
Por último, se barría el interior del horno para colocar la milana: “se barría el horno con unos gajos tiernos de leñero y se echaba la ceniza pa los lados».

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