Fuente: Los Alcaldes de Tinajo (1803-2003)
Por Inmaculada Rodríguez Fernández
D. Pedro María Rocha, D. Francisco Bethencourt Rocha, D. Francisco León Guillen, D. Mateo Navarro, D. Pablo Morales, D. Juan Toribio Curbelo, D. José Simón Alonso, D. Antonio Mancha Ferrer y D. Francisco Cabrera Parrilla concurrieron el 1 de mayo de 1872 a las salas consistoriales para constituir el nuevo ayuntamiento y to¬mar posesión de sus cargos.
D. Francisco Cabrera Parrilla manifestó que se hallaba enfermo desde hacía dos meses, que padecía un mal incu¬rable y que no podía aceptar el cargo de concejal. La corporación acordó que D. Alejandro Martín Tejera, el siguiente en número de votos, entrara a reemplazarle en caso de que presentara un certificado médico en el plazo de ocho días.
Entre los nuevos concejales procedieron a votar a quie¬nes ocuparían cada cargo, obteniéndose el siguiente resultado:
Alcalde: D. Pedro María Rocha Bethencourt.
Primer teniente-alcalde: D. Francisco León Guillen.
Segundo teniente-alcalde: D. Francisco Bethencourt Rocha.
Primer regidor y síndico: D. Pablo Morales.
Segundo regidor: D. Mateo Navarro.
Tercer regidor: D. Juan Toribio Curbelo.
Cuarto regidor: D. Francisco Simón Alonso.
Quinto regidor: D. Antonio Mancha Ferrer.
Sexto regidor: D. Francisco Cabrera Parrilla o D. Alejandro Martín Tejera.
El señor Cabrera Parrilla presentó un certificado en el que manifestaba que sufría algunos padecimientos y que, por ese motivo, no aceptaba el cargo de concejal. En el pleno del 12 de mayo se comentó que durante el tiempo que estuvo expuesta al público la lista de los elegidos el señor Cabrera no había manifestado de palabra, ni tampoco por escrito, excusa alguna. Además, se le veía ocupado en las tareas agrícolas sin problema alguno. El acuerdo tomado por la corporación fue pedirle que se dirigiera a la Diputación provincial, que era la que tenía facultades para exonerarle del cargo. Mientras esa autoridad no tomara una decisión debería presentarse a todas las sesiones, tanto ordinarias como extraordinarias. Si dejaba de asistir él sería el único responsable y tendría que atenerse a las penas que se le impusieran. También tendría que estar presente en todos los actos en los que debía intervenir la personalidad del Municipio.
D. Francisco Cabrera, a pesar de habérsele notificado en varias ocasiones, no asistía a tomar posesión del cargo, por lo cual la corporación acordó comunicar el hecho a la Diputación provincial para que resolviera lo que procediera y aplicara las penas a las que dicho señor se había hecho acreedor. En la sesión plenaria del 7 de julio sí estuvo presente para prestar juramento y ocupar su puesto, dando cumplimiento a lo que había resuelto la Diputación.
En diciembre de 1872 D. Juan Toribio Curbelo pedía que se le exonerara del cargo de concejal. La corporación le pedía que recurriera a la Comisión provincial, puesto que tal asunto no era de las atribuciones del cuerpo municipal.
Un mes después el señor presidente comentaba que el concejal D. Antonio Ferrer Rodríguez no cumplía con su obligación como tal, dejando de asistir a las sesiones. Además, se oponía al cumplimiento de las órdenes dadas por la alcaldía. Aunque había sido exonerado del cargo de concejal lo había sido con la obligación de asistir a las sesiones plenarias hasta que la Comisión Permanente de¬cidiera lo que estimara conveniente. Acordaron que se le obligara a asistir a las sesiones, imponiéndole las multas establecidas.
El 23 de febrero de 1873 se vieron varias solicitudes. Una de D. Mateo Navarro, otra de D. José Simón Alonso y la última de D. José Bethencourt Rocha. Todos pedían lo mismo: ser exonerados del cargo de concejal por sus padecimientos físicos, acreditándolo con sus certificados médicos correspondientes. A los restantes concejales les constaba que eran ciertos esos padecimientos y lo perjudicial que les era el desempeño del cargo. Por ello accedieron a que se les exonerara, dando debida cuenta a la Comisión provincial. Además, acordaron lo mismo con respecto a las peticiones hechas por D. Juan Toribio Curbelo y D. Antonio Ferrer Rodríguez.
Un mes después habían sido exonerados todos los concejales, excepto el alcalde. Unos lo habían sido por resolución de la Comisión Permanente y otros por el propio ayuntamiento. Del hecho se había informado a la Comisión permanente para que resolviera si los que habían sido exonerados por el municipio debían continuar cumpliendo con las obligaciones inherentes a sus cargos hasta que fueran reemplazados o hasta que determinara lo que tuviera por conveniente. Mientras esa consulta no se resolviera deberían seguir ejerciendo todos sus cometidos como concejales.
El 29 de junio de 1873 fue el propio alcalde. D. Pedro María Rocha, el que manifestó ante el pleno que se encontraba indispuesto de su salud y que tenía que meterse en curas, y darse unos baños en el mar, según lo habían determinado los médicos. Por lo tanto, era de necesidad que el concejal a quien le correspondía se hiciera cargo de desempeñar la alcaldía durante un mes. El ayuntamiento se lo concedió, pasando a ocupar su lugar D. Francisco Bethencourt Rocha.
El señor Rocha Bethencourt regresó unos dos meses después, volviendo a posesionarse de nuevo de la alcaldía, manifestando que se hallaba un poco mejor de sus achaques.
En agosto de ese mismo año fue exonerado del cargo de concejal D. José Delgado Bethencourt, quien así lo pidió por sus constantes padecimientos físicos. Lo mismo ocurrió con D. Manuel Cabrera Betancort y D. Serafín Carrasco.
D. Pedro María Rocha presidió, el 12 de septiembre de 1873, la que sería su última sesión como alcalde.