Breve historia de Tinajo

Fuente: http://tinajo.es/historia_tinajo.php

 

Finalizada la conquista son escasas las referencias que se conocen sobre el inicio del poblamiento del territorio que hoy ocupa el municipio de Tinajo. Parece ser que el asentamiento de los colonizadores en esta zona de la isla fue lento y hasta muy avanzado el siglo XVII no había un enclave lo suficientemente destacado, como para reflejarlo en la cartografía contemporánea. Hay que señalar la preferencia de los Majos, por las tierras que ocupa Tinajo y por las que cubrió el volcán en las erupciones de 1730-36, al parecer unas de las más fértiles de la isla, quedando numerosos yacimientos de los antiguos majos enterrados para siempre. Reconstruir pues, la historia de Tinajo antes de la llegada de los conquistadores se nos hace difícil por la falta de estudios arqueológicos, así, nos ceñiremos a los documentos después de la conquista.

En 1567 Don Agustín de Herrera y Rojas fue nombrado Conde de Lanzarote y en 1568 se le concedió el título de Marqués de la isla. Éste en 1577 concedió a Gaspar de Bethencourt el término de Tinajo con sus casa, entradas y salidas, corrales, el aljibe llamado de los señores y todas las maretas del pueblo, no sólo las que estaban construidas, sino aquellas, que se hicieran en el futuro, al mismo tiempo le concedía las tierras, huertas y viñas, impidiendo la entrada del ganado sin su permiso penalizado dicho incumplimiento con 20.000 maravedíes. Agustín de Herrera dejaba claro que lo cedido correspondía a su vasallo Gaspar de Bethencourt y a sus herederos presentes y futuros por los leales servicios que había recibidos de estos.
A principios del siglo XVII el pueblo de Tinajo, sus habitantes y la inmensa zona del volcán se hallaba controlados y administrados por Ana Viciosa esposa del Viudo Gobernador de Lanzarote don Juan de León Moquia. Durante este periodo, Tinajo contaba con apenas un centenar de vecinos, que vivían mayoritariamente en chozas de piedra tosca y techos de cañas o torta de barro, en la más absoluta humildad. En 1733 los habitantes llegaron a los dos centenares y en 1830 se contabilizaba un total de 1286 vecinos, entre otras circunstancias por la avalancha humana que supuso las erupciones de Timanfaya y las recientes erupciones de 1824 al destruir las pequeñas aldeas de la zona y sus gentes buscar refugio en zonas fuera de peligro.
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando Lanzarote y por extensión Tinajo empiezan a despegar económicamente, con las primeras reformas agrarias. La puesta en marcha del sistema de enarenado supuso también un revulsivo en la agricultura tradicional. Camellos y burros contribuyeron en gran medida a los primeros enarenados de la isla y particularmente a los paisajes enarenados de este municipio.
Fue en la década de los treinta del siglo XX, con las primeras importaciones de camiones, cuando se enarenó de forma mecánica y sistemática ante los beneficios que aportaban las cenizas volcánicas a la producción, al retener gran parte de humedad. De este trasiego de arenas, camellos, burros y camiones Tinajo modificó el primitivo paisaje, conformando una realidad digna de admiración. De esta manera la agricultura, principal fuente de sustento de los isleños empezó a ser mucho más productiva y aliviar de alguna manera las penurias que generaciones tras generaciones venía soportando. Así y todo se conocieron muchos años de hambruna provocados por notables sequías, plagas y epidemias; algunos Tinajeros emigraron, primero a Gran Canaria y Tenerife; posteriormente hacia el continente americano (Montevideo, Buenos Aires, Venezuela, México, Cuba, etc.) en busca de mejores oportunidades.
Tinajo perteneció administrativamente a Teguise que fue la Capital de la isla desde la primera mitad del siglo XV hasta 1852 en que fue sustituida por Arrecife, sobre todo por el incipiente desarrollo económico que se vislumbraba a partir de la construcción del muelle. Fue en 1802 cuando en Tinajo se celebran las primeras elecciones concediéndole a este pueblo un ayuntamiento propio con todos sus miembros que empezaban a depender de sí mismo.
En los años 60 y 70 del pasado siglo, algunos políticos y artistas isleños ponen las bases para un desarrollo de la industria turística, acondicionando y poniendo en explotación los Jameos del Agua y Cueva de los Verdes. Más tarde vendría el acondicionamiento de las Montañas del Fuego, surgiendo de esta manera una importante industria turística con una mejora importante en las condiciones económicas de la población.

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