Fuente: Apuntes para la Historia de Tinajo
Por Inmaculada Rodríguez Fernández
El 7 de mayo de 1939 la presidencia manifestó al resto de los miembros de la corporación la conveniencia de llevar a término la obra del depósito de agua que se encontraba a medio abrir, desde hacía muchos años, en el pueblo. Consideraba una necesidad imperiosa el llevarlo a cabo con el fin de poder remediar a muchos pobres de la localidad que carecían del tan imprescindible líquido elemento.
Su opinión era que se debía elevar una instancia al Presidente de la Mancomunidad insular suplicándole que se les concediera el crédito necesario para ejecutar la obra y, además, para revestir la plaza pública que, a la vez que hermoseaba el paisaje, serviría también como acogida del aljibe. La corporación aprobó el parecer del Alcalde por considerar que se trataba de una obra de gran utilidad para el vecindario.
Un año después se llevó a cabo una plantación de árboles en la alameda, plantación que originó unos gastos cifrados en 54 pesetas.