Pregón de San Roque (Tinajo) 2011

POR  INMACULADA RODRÍGUEZ  FERNÁNDEZ

Con la llegada de Agosto no sólo se puede disfrutar del buen tiempo, el sol, la playa, los paseos al atardecer, sino que también se celebran las fiestas patronales de muchos pueblos, entre ellas las de San Roque, patrono de Tinajo. Durante unos días el pueblo luce sus mejores galas para recibir a los visitantes. Los malos momentos quedan relegados para dar paso a la diversión y a la participación en los diferentes actos. Tradicionalmente las familias se reúnen y comen juntos todos sus miembros, como allá por un año de principios del siglo XIX, no recuerdo cuál fue, cuando el San Roque cayó en viernes y los vecinos solicitaron a las autoridades religiosas que se les permitiera trasladar la festividad al sábado 17, porque el viernes estaba prohibido comer carne y eso era lo que las familias solían poner a la mesa para celebrar la onomástica del santo patrón. No se les concedió lo solicitado.


Los amigos se encuentran, o se reencuentran después de mucho tiempo, toman juntos unas copas, charlan y se lo pasan bien. Se comparte más tiempo con los pequeños de la casa. La alegría y el buen humor se convierten en protagonistas durante los días que duran los festejos.
Remontándome a las fiestas de mi infancia y juventud recuerdo los desfiles de gigantes y cabezudos, los bailes asalto en la plaza, el estrenar vestidos y zapatos para acudir a la función y procesión, la llegada de familiares procedentes de otras islas…
A San Roque, abogado contra la peste y cualquier tipo de epidemias, además protector de todos los canes, se le venera en Tinajo desde que allá por el siglo XVII Guillén de Bethencourt mandara construir una ermita en honor de ese santo de origen francés, miembro de familia acomodada, que vendió la herencia familiar para ayudar a los pobres al quedarse huérfano, que peregrinó a Roma y recorrió toda Italia ayudando a los infectados por la peste, terminando por contagiarse él también. En su curación tuvo un papel decisivo un perro. Según unos, el animal le llevaba todos los días un panecillo hasta el lugar donde se había refugiado, solo, para no seguir propagando el contagio, y el can le curó lamiéndoles las heridas. Otra versión cuenta que el perro cogía cada día un panecillo de la mesa de su acomodado amo hasta que éste, intrigado por la actitud del animal, le siguió y fue así como se encontró a San Roque, moribundo en su refugio. Conmovido, el hombre le llevo a su casa y le cuidó hasta que se curó, aunque la curación definitiva se produjo con la llegada de un ángel. Falleció encerrado en una prisión, acusado de ser un espía. Muy pronto San Roque se convirtió en uno de los santos más populares al que acudir para que intercediera ante Dios.
Se cuenta que en Cataluña, hace siglos, no sólo era venerado San Roque sino que también existía una gran devoción hacia el peno del santo y que, al día siguiente al de su onomástica, los creyentes llevaban cirios votivos dedicados al animal, se le cantaban canciones, e incluso se permitía el acceso de los canes a los templos.
Verneau, investigador francés del siglo XIX, en su obra «Cinco años de estancia en las Islas Canarias», comentaba, refiriéndose a la iglesia que acoge a nuestro patrón en Tinajo, que era tico edificio que el pueblo tenía y que se tomaría por una cochera, pues sólo la cruz dejaba ver que se trataba de un monumento religioso y que en el interior algunas malas pinturas estaban cuidadosamente cubiertas por cortinas que se abrían y cerraban con la ayuda de cuerdas. ¿Qué diría si viera hoy ese edificio que tan mala impresión le causó? ¡No lo reconocería! A lo que no hizo referencia fue al reloj de sol que luce, majestuoso, en lo alto del templo; a ese reloj símbolo del municipio, joya científica y patrimonial de Tinajo, uno de los más antiguos y valiosos de canarias, donado en 1851 por F. R. Fernández, vecino de la Vegueta y marinero de profesión.
Tinajo es un pueblo con una historia que lucha por ser conocida, una historia que a mí me «enganchó» cuando realicé mi primer trabajo de investigación, en los Archivos parroquial y Municipal, cumpliendo con una tarea encomendada por el profesor de Historia de canarias en quinto de carrera.
Como deseaba compartir con los demás lo que había ido descubriendo sobre el duro y sacrificado pasado de los vecinos del Municipio, me decidí a publicar los dos libros que, por el momento han visto «Apuntes para la historia de Tinajo» y «Los Alcaldes de Tinajo (1803-2003). Estas publicaciones han sido mi humilde homenaje a todos aquellos que antes que nosotros vivieron aquí y tuvieron que luchar con tesón, enfrentándose a múltiples dificultades, con apenas lo justo para sobrevivir y, a veces, ni eso, pues llegaron a carecer hasta de lo más necesario para la supervivencia: alimento y agua, debido a las frecuentes y pertinaces sequías que les azotaban y les hacían perder las cosechas, base de su riqueza y sustento.
Tinajo puede sentirse orgulloso de que, en un futuro, cuando culminen las calle de canonización que están en marcha, pueda contar con dos originarios tierra elevados a los altares como santos: D. Jacinto de Vera, que salió de Tinajo en el vientre de su madre, una emigrante más hacia tierras americanas en el XIX, y se convirtió en el primer Obispo de Montevideo (Uruguay), donde muy querido, dejando una profunda huella y donde un pueblo lleva su nombre; el hermano José Marcos Figueroa, quien abandonó las tierras tinajeras a la edad de siete años junto a su familia y durante más de cincuenta permaneció como portero del colegio de la Inmaculada en Santa Fe (Argentina) siendo querido y respetado por todos gracias a su calidez humana, sencillez y humildad. No sólo de ellos debemos mostrarnos orgullosos, también de los hombres y mujeres anónimos que con su esfuerzo, sacrificio, duro trabajo y capacidad para salir adelante ante las adversidades contribuyeron a forjar el Tinajo que hoy disfrutamos.
El padre Alejandro Gauffin calificó a los hombres y mujeres de Tinajo, en la obra «Hermano José Marcos Figueroa, Portero de la Inmaculada» como callados, meditabundos, fuertes, severos. Afirmaba, refiriéndose a ellos: «Cuando miras sus rostros cobrizos parece que te encuentras con la crudeza de esa tierra. Cuando miras sus rostros mezclados con la tierra y el sol puedes entender que cuando el hombre nace le queda en la piel y en el alma la fuerza del paisaje».
Refiriéndose a la infancia del hermano Figueroa en la tierra que le vio nacer, comentaba que a éste aún le quedaba en la memoria «el recuerdo infantil de los duros momentos vividos en la pequeña y bella Tinajo».
Quiero agradecer al Ayuntamiento de Tinajo, a su alcalde D. Jesús Machín, a la concejala de Festejos, la señorita Raquel Cabrera, a D. Aquilino, y al resto de personas que organizan las fiestas, que hayan pensado en mí para hacer el pregón con el que comenzar la celebración de la festividad de San Roque de este año. Para mí es un honor ser la pregonera de las fiestas del pueblo que me vio nacer y crecer, donde tantas cosas he vivido, y donde me siento orgullosa y feliz de que crezca mi hija.
Desearles a todos los vecinos del municipio, y a los que se acerquen hasta Tinajo en estos días, que se diviertan y se lo pasen bien, que sea una diversión sana y en buena armonía entre todos.
¡Felices fiestas San Roque 2011!

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