POR AUTOR DESCONOCIDO
Sí. Muchas, muchísimas son las ermitas y muchos los santuarios que por toda la geografía humana pregonan la devoción de los hombres a la Virgen y la amorosa y maternal tutela de Ella a sus hijos Tampoco dejamos de reconocer que las advocaciones de la Virgen son numerosas; tan numerosas como sus favores; tan distintas como las emociones de su vida. Pero,.. ¿Hay alguna más humana que la que nos la presenta afligida, llorosa, atravesado su pecho por las espadas del dolor, bajo la Cruz donde su hijo agoniza y recibiéndonos a los humanos como herencia filial?, Seguro que no. Ninguna advocación es más humana que esa Virgen de los Dolores de Mancha Blanca.
Y ahí está esa Ermita, ese Santuario Mariano, para recordarnos siempre que fue su mano de Madre amantísima la que detuvo el alud devastador de hirvientes lavas volcánicas. Y así nació la Virgen de los Volcanes, adonde venimos, por miles cada año— ¿quién no ha venido?—los peregrinos, devotos de toda la Isla a postrarnos a sus plantas manchando las duras losas del piso con sangre de las rodillas en un testimonio firme y valiente de la milagrosa curación del porvenir resuelto, de la tempestad calmada.
Lanzarote entero se vuelca en miradas de romeros ante la Virgen y Mancha Blanca recibe cordial, afectuosa y conmovida a esa muchedumbre que por un día acaparan la Virgen que por derecho propio es suya: La Virgen que vela desde ese Santuario pequeñito por todos, por sus hijos y por las cosechas, por sus amores y por sus esperanzas… Pero no hay celos. Mancha Blanca y Tinajo entero reciben regocijados y dan la bien venida a los forasteros y con la habitual hospitalidad de todo hijo de Lanzarote, se viste, de fiesta, les ofrecen lo mejor y les desean que disfruten de un día feliz y que la Virgen les premie y ponga solución a todos sus problemas.
Historia de Tinajo 