Pregón de Mancha Blanca 2011

POR MANUEL DÍAZ RIJO

Manuel Diaz Rijo- 2011-

Excmas. Autoridades, Sras. y Sres.

Ante todo debo dar las gracias al Ayuntamiento de Tinajo por haberme designado como pregonero de la festividad de nuestra Sra. la Virgen de los Dolores.

Me siento doblemente satisfecho, por provenir del municipio donde nací y por mi especial vinculación, desde mi nacimiento, con esta ermita de los Dolores.

Como nunca he sido pregonero, me he tenido que informar acerca del contenido de esta misión. Según parece el primer pregonero nació en Roma, y su nombre proviene de la contratación de las palabras «prae-cantare», o sea, la persona que yendo delante anunciaba algo mediante un canto. También he acudido a la Academia Española de la Lengua que define el pregonero como «Oficial público que, en voz alta, da los pregones, publica y hace notorio lo que se quiere hacer saber a todos». Afortunadamente los medios técnicos que hoy empleamos, hace innecesario que yo cante este pregón en voz alta.

Quienes no me conozcan, se preguntarán por qué soy yo el pregonero. Nací un veinte de septiembre en la Vegueta, donde mis padres pasaban el verano en la casa que hoy poseen los herederos de D. Eulogio Rijo, que entonces era la casa de mis abuelos. Ello quiere decir que soy natural de Tinajo y que vine al mundo con cinco días de retraso respecto a la fiesta de los Dolores.

Mi primer contacto con la Virgen de los Dolores fue en esta ermita, a los pocos días de mi nacimiento, donde, fui el segundo niño bautizado en este lugar. Mi padre convenció a D. Tomás para que me bautizara aquí, cosa que hasta ese momento no era partidario el señor cura. Se me adelantó la hija de la santera de entonces. Me contaron también que D. Tomás se olvidó de la sal que se ponía en la boca de los niños, lo cual justificaba, a los ojos de mi madre, que yo fuera bastante soso.

Durante los primeros años de mi vida, los recuerdos se distribuyen entre Arrecife, la Vegueta y la Santa. Los meses del verano entre estos dos últimos lugares.
Desde la Vegueta participábamos en la fiesta de la Virgen de los Dolores, a cuya ermita veníamos la víspera y los días de la función. Como niños, estábamos atentos al paso de los peregrinos. En aquella época circulaban pocos coches por Lanzarote, por lo que la mayor parte de la gente venía caminando o con burros o camellos. Recuerdo que la peregrinación más importante, en la víspera de la fiesta, provenían de la zona de haría. Personas que hacían noche animando con sus parrandas la víspera. Recuerdo también que después de la función religiosa, los amigos de los propietarios de las casas de la Vegueta continuaban la fiesta, por la tarde, en dicho lugar.

Mis temporadas en la Santa son inolvidables. Allí conocí a muchas personas de Tinajo, que bajaban a darse los baños. Recuerdo que desde Arrecife, además de mis padres (mi madre de Tinajo), acudía D. José Molina Orosa con su esposa Doña Inocencia Aldana, natural de Tinajo, Don Antonio Armas Curbelo con Doña Figenia Fernández, también de Tinajo, D. Juan Lorenzo y esposa y varios más. Todos ellos con sus hijos formábamos un grupo numeroso.

Existe una imagen de aquella época que no he podido olvidar y tiene relación con Tinajo. Les estoy hablando de la época de la guerra civil española. Mi padre tenía una radio, de aquellas que hacían mucho ruido, que por la tarde – noche la colocaba en un patio, delante de la casa, para oír el parte de la guerra del día. El patio se cerraba por delante por un muro de media altura. Pues bien, muchos padres de Tinajo, cuyos hijos estaban movilizados en la península, bajaban hasta la Santa para estar al tanto de la marcha de la guerra. Asomaban sus cabezas desconocidas que, en cuanto acababa el parte desaparecían de nuevo, camino de sus casas.

Al acabar la guerra civil, año 1939, se cerró, por falta de profesorado, el único instituto de segunda enseñanza de Lanzarote, que estaba ubicado en las Cuatro Esquinas de Arrecife. Yo había terminado el primer curso y mis hermanos cursos superiores. Mi padre, que era Secretario de Administración Local y en aquel momento del Cabildo de Lanzarote, tomó la decisión de no separarse de sus hijos, y pidió otra secretaría en la península. Nos trasladamos a Orense, donde estudié dos cursos, y luego a Madrid, donde terminé el bachillerato. Elegí carrera y estudié en la Escuela Especial de Ingenieros Navales la ingeniería correspondiente y su doctorado.

Terminada la carrera fui nombrado profesor de «Física Teórica» y de «Mecánica de fluidos» en la propia escuela de ingeniería, donde expliqué estas asignaturas durante diecinueve años. Al mismo tiempo fui contratado por un centro de investigación naval, el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo. Hago referencia a este centro porque en él se recibía información de todo el mundo relacionado con el tema de los buques. En aquel momento, en los grandes barcos de pasaje y de guerra, ya no se trasportaba el agua dulce en tanques, sino que la iban fabricando, a medida que navegaban, por medio de unas simples instalaciones se desalinización del agua del mar. Estas desalinizadoras producían un agua muy cara, cosa que no era importante para aquellos tipos de barcos.

El tema que apareció interesante para Lanzarote, siempre que, desarrollando un procedimiento más complejo, se pudiera llegar a una solución cuyo coste de producción fuera adecuado para la isla de Lanzarote.

Estábamos en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado. Se me ocurrió pensar que Lanzarote era una especie de buque anclado en el atlántico y que podría aplicársele las mismas soluciones que ya experimentaban en otros lugares. Me trasladé a Lanzarote para hacer una encuesta sobre consumos probables de agua y electricidad. También la falta de electricidad era importante, puesto que no existía en la isla sino la famosa «Fabrica de Electricidad» de Arrecife, y un par de motores, en Teguise y Haría, que se ponían en marcha al atardecer y se paraban a media noche. Y en cuanto al agua, los caudales que se habían alumbrado en Famara ya estaban prácticamente superados por el consumo.

Lo cierto es que sentí responsable del grave problema existente en Lanzarote, y probablemente inspirado por la Virgen de los Dolores, me lancé a desarrollar un anteproyecto de planta potabilizadora para la isla de Lanzarote.

Pedí información al Departamento del interior de EEUU, quienes me aportaron datos sobre las cinco plantas desaladoras que, por iniciativa del entonces presidente Kennedy, se estaban desarrollando en Estados Unidos. Del estudio de dichos datos deduje que la solución más adecuada para esta isla era la que se experimentaba en San Diego, en California, porque permitía el acoplamiento con una central productora de electricidad, conforme yo había incluido en mi anteproyecto. Me trasladé a dicho país donde con la colaboración de la empresa Westinghouse y la firma de Ingeniería Burns and Roe definimos el proyecto definitivo.

A continuación busqué la colaboración de un grupo de amigos, entre los que se encontraba mi hermano José, con los que formamos la empresa española Termoeléctrica de Lanzarote.

Creo que no es el momento de extenderme en los detalles del trabajo que realizamos en los dos años siguientes puesto que están escritos en un libro de la Academia de la Ciencia e Ingeniería de Lanzarote, de la que soy miembro numerario.
Como resumen tengo que decir que en la primavera de mil novecientos sesenta y cinco, el mar se convirtió en la principal fuente de agua de Lanzarote y con ello comenzó el desarrollo de la isla.

Creo que, lo que he contado, es la razón por la que el Ayuntamiento de Tinajo me ha propuesto hoy como pregonero, y anteriormente se sumó al homenaje de las Asociaciones de Vecinos de Lanzarote cuando me nombraron vecino predilecto de esta isla.

Las erupciones volcánicas de 1730 a 1736, fueron rellenando la parte central de la isla por la zona de Mancha Blanca. Una parte de la corriente de lava, amenazaba con precipitarse por la pendiente hacia el pueblo de Tinajo. Este pueblo tenía entonces muy pocos habitantes, pero su alarma fue tal que, como último remedio, acordaran llevar un cuadro con la imagen de la Virgen hasta este lugar implorando su intercesión para la salvación del pueblo, prometiendo levantar una ermita en este lugar.

Se cuenta que un vecino se adelantó hasta la orilla de la lava incandescente y clavó en el suelo una cruz de madera. Al alcanzar la lava el pié de esta cruz, se detuvo su avance hacia la pendiente que inundaría el pueblo de Tinajo. Este es el milagro que el pueblo reconoció y que hoy celebramos.

Pero la naturaleza humana es olvidadiza y aquella promesa no se cumplía con la diligencia debida. Fue la Virgen, con sus apariciones a una niña y la señal que puso en ella, las que levantaron la fe de los Tinajeros, quienes, con algún retraso, lograron levantar la ermita prometida.

Sirva esta descripción resumida como recordatorio, a las nuevas generaciones, de estos hechos milagrosos que hoy mantienen viva la devoción a la Virgen de los Dolores.

Para terminar en nombre del Sr. Alcalde, hago saber que, en el día de hoy comienzan las fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores. Que felicita al pueblo de este municipio y a todos los habitantes de Lanzarote, recomendándoles que se celebre la fiesta en Paz y concordia. Que así sea.

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