Pregón de Mancha Blanca 2012

POR  LUIS PERDOMO RODRÍGUEZ

Luis Perdomo-Dolores 2012

 Autoridades, Señoras, señores, amigos todos. Para un lanzaroteño es un motivo de orgullo ser pregonero de la patrona de la isla. Para un vecino de Tinajo acercarse a la Virgen de Dolores es encontrase con sus raíces, con sus recuerdos, con su gente.
No ha sido fácil el camino hasta llegar aquí, ya me costó bastante el echar a caminar de niño, el enclenque me llamaban. Mi padre después de salir de la casa a fumar su cachimba, entraba y preguntaba a mi madre, ¿todavía está vivo el niño?
Me comentaba un amigo, que en 1939, año en que nací, había llegado a Tinajo el primer aparato de radio, y que por eso a mí me gustaba hablar mucho.

Mi padre me hablaba de cómo en la fiesta de Dolores, la juventud de Tinajo acudía con sus sombreros, de los bailes celebrados en casa de los Santos y en la casa de Modesto Morales. De la música de piano y la otra de guitarras. También me habló de las hambrunas y de las necesidades de los vecinos para mantener a sus familias.
Con cuatro años me tuvieron que operar en Las Palmas, y mi madre para poder reunir algún dinero para la operación, llevó algunos artículos para venderlos: azúcar, café, aceite, y otras cosas que las tiendas vendían a escondidas, el llamado negocio de estraperlo.
Yo aprendí de mis padres ese negocio, y con catorce años, llevaba a Las Palmas para su venta: huevos, ajos, granos y otros productos.
Fueron muchos los vecinos de Tinajo que con motivo de la situación económica de la isla, se vieron obligados a buscar el alimento de su familia, en la otra orilla del Atlántico.
Cuando el negocio no marchó bien, decidí embarcarme para Venezuela, y mi padre me dijo: aprende a pelar que los barberos siempre tienen trabajo.
Me marché en un barco, primero fui a Tenerife, a firmar el pasaporte. El viaje duró ocho días. Allí fui recibido por mi hermano y varios amigos.
Mi primer trabajo fue despachar en una gasolinera, donde no cobraba, solamente estaba por la comida. Después de dos meses, trabajé en un bar, luego conocí a Severino Alonso Martín, de Tenerife, que me dejó una barbería, y allí hice primero prácticas con los más viejos y luego ya me quedé de barbero.
Después trabajé de repartidor de pollos, y distribuyendo condimentos, granos y productos de limpieza, que llevaba a varios puntos en un radio de 400 kilómetros, hasta que compré un camión y trabajé en una arrocera, entonces me ayudó mucho Justiniano Perdomo.
Este buen lanzaroteño confió en mí y me entregó unos 15.000 kilos de arroz que vendí en tres días. El negocio fue tan bueno que en un mes se vendieron más de 500.000 kilos de arroz. En el año 1970 vine a Lanzarote con medio millón de pesetas, compré una fábrica pequeña de bloques y se la dejé a un hermano, mientras yo recorría con mi familia varias islas antes de regresar a Venezuela.
Cuando volví poco después a Lanzarote, compré una casa que había sido el Casino de entonces, monté una pequeña ferretería y amplié la fábrica de bloques, compré unas tierras con ayuda de un dinero del Estado.
Toda mi vida he llevado en mi memoria el recuerdo de las Fiestas de Dolores. Cuando iniciamos con un carro y con la ayuda del amigo Aquilino las primeras romerías. Eran tantas las ganas de ofrecer a la Virgen nuestro trabajo que en una ocasión montamos las carrozas dentro de un solar con almacén y después de hechas nos dimos cuenta de que no salían por la puerta.
También recuerdo como el jueves santo se bajaba la Virgen y después de un encuentro en el Calvario se llevaba a San Roque-
Desde niño recuerdo a los vecinos de la Graciosa, llegar a la fiesta y se quedaban en unas chozas que estaban cerca de la ermita.
Sobre las nueve y media de la noche del día uno de septiembre de 1730, la tierra se abrió cerca de la aldea de Chimanfaya. El fuego se apoderó de las casas más cercanas, hasta diciembre de 1731 los volcanes continuaron con más o menos intensidad destruyendo pueblos y cosechas.
De 1732 a 1734, se vivieron algunos periodos de calma en el que el humo, la arena y el viento fueron sus principales protagonistas, aunque los volcanes volvieron a arrojar lava, en 1735 los ríos de lava, amenazaron con llegar a Tinajo, es el mismo año en que se nombra a la Virgen de Dolores, como mediadora, por los vecinos de esta zona.
Con la finalidad de que la Virgen parara el volcán, se organiza una procesión con el cuadro de la Virgen desde la ermita de San Roque hasta Guiguan.
Un vecino clavó la cruz muy cerca de la corriente de lava, el río de fuego la rodeó y se detuvo. Los vecinos prometen levantar una ermita con el título de Nuestra Señora de Los Dolores.
Pasados cuarenta años de la promesa, La Virgen vuelve a la isla de la mano de una niña llamada Juana Rafaela, para decirle a los vecinos que recuerden lo que habían prometido-
Vestida de negro La Virgen, la Virgen le dijo a Juana Rafaela:
NIÑA, VE Y DILES A TUS PADRES QUE CUMPLAN LA PROMESA DE CONSTRUIR LA ERMITA, PUES DE LO CONTRARIO CORRERÁ EL VOLCÁN DE NUEVO.
Los padres de Juana Rafaela no le creyeron, y le riñeron por creer que sus palabras eran mentiras. La Virgen se le aparece nuevamente, y le puso su mano sobre la espalda diciéndole,
VE, AHORA TE CREERÁN
La niña fue conducida a la Villa de Teguise, acompañada de numerosos vecinos de Tinajo además de sus padres y allí, en el templo matriz dijo que la Señora que se le había aparecido, era igual a la imagen de Nuestra Señora de Los Dolores –
Sobre el año de 1781, se abrió al culto la ermita de Los Dolores.
Por unas notas que nos han pasado del Archivo de Teguise, sabemos que la niña Juana Rafaela Umpiérrez, era hija de Juan Antonio Acosta y Rita Umpiérrez, que se casó con Agustín Umpiérrez y que murió respetada por todos y llena de méritos como una santa. Juana Rafaela cuando contaba unos 60 años enseñó la mancha de su espalda a Leonor Curbelo, quién transmitió la noticia a sus familiares, este hecho era conocido por algunas de las familias que estaban relacionadas con el Santuario de Los Dolores.
Desde el milagroso acontecimiento, la devoción a la Virgen de Dolores, se extendió por toda la isla. Fueron muchos los vecinos de Lanzarote y especialmente de la zona de Tinajo, que aportaron limosnas para el culto y la conservación de la ermita.
El efecto de las erupciones volcánicas, obligó a los lanzaroteños, a trabajar con otros cultivos, como la vid, los cereales, los productos del jable, frutales, y papas y más tarde la barrilla y el tabaco.
Recuerdo la importancia del cultivo del tabaco para el pueblo de Tinajo, y la cantidad de familias que trabajaron en sus terrenos para obtener una buena cosecha.
El tabaco obtenido en la zona de la Vegueta era muy apreciado, la mayor parte de la cosecha se enviaba a las fábricas de Las Palmas y Tenerife.
Claudio de la Torre de su paso por Tinajo, escribió:
Tinajo es otra cosa. Hasta hace pocos años era sólo un poblado de míseros pastores. De espaldas al mar, entre la lava de Timanfaya y el desierto de Soo, apenas si ofrecía unas manchas de hierba para pacer las cabras. Pero todo se ha transformado en poco tiempo. Junto a las blancas edificaciones del nuevo caserío han aparecido los negros enarenados de sus campos, de óptimos rendimientos. Es un pueblo blanco y negro, entre la tradición bereber del pastoreo y la nueva agricultura. En la actualidad produce anualmente un millón de toneladas de tabaco, de un valor aproximado a los quince millones de pesetas.
He sido durante veinte años alcalde de este municipio, dos he sido teniente alcalde y cuatro años concejal. Durante ese tiempo he visto los problemas y necesidades de los vecinos, problemas y necesidades que también he vivido, pero desde los cargos que he desempeñado he procurado atender sus solicitudes, he dedicado a veces más horas de las que tiene el día, he pasado momentos alegres y momentos tristes.
He sido pregonero en las Fiestas de San Roque en el año 2004, tarea que acepté aunque lo pasé un poco mal. Cuando me invitaron a ser pregonero de las Fiestas de Nuestra Señora de Los Dolores, el corazón me dio un vuelco, un revolcón, y les dije que yo no estaba preparado para eso y se me contestó que se me invitaba porque era Luís Perdomo, y no porque fuera un pregonero.
Pregoneros de este municipio, fueron los hombres y mujeres que a pesar de los volcanes de 1730, decidieron levantar sus viviendas sobre las cenizas, cultivar las nuevas tierras haciendo brotar sus plantas en medio de lava y arena, motivados por el cariño y devoción a la Virgen de Los Dolores, a la que hoy dedicamos estas fiestas.
Pregoneros fueron los hombres y mujeres de Tinajo que cansados de impuestos y de ser criados y medianeros de dos o tres señores decidieron cultivar sus propias tierras y elevar sus protestas a principios del siglo XX, frente al ayuntamiento de este pueblo.
Pregoneros fueron los agricultores de Tinajo que en la década de los años 50 hicieron que gracias al cultivo del tabaco muchas familias pudieran alimentarse en aquellos años difíciles para nuestra isla.
Pregoneros y protagonistas de este municipio son Don Juan Brito, que con sus trabajos ha llevado el nombre de Tinajo más allá de nuestra isla; don Agustín Cabrera Perdomo, que nos ha enseñado con sus escritos la historia, costumbres y tradiciones de nuestro municipio; Doña Inmaculada Rodríguez Fernández que con sus publicaciones nos ha dado a conocer los principales acontecimientos de la vida de la historia de Tinajo; don Baldomero Cabrera que con sus poesías nos ha motivado para luchar por nuestras costumbres y tradiciones.
También son protagonistas de este municipio los hombres y mujeres que obligados por la miseria y hambre, tuvieron que emigrar, pero que nunca olvidaron su cuna, su patria, su amor y cariño a esta tierra, cientos de vecinos que de forma oficial o clandestina, embarcaron llevando siempre junto a sus maletas una estampa de la Virgen de Dolores.
Protagonistas oficiales de estas fiestas han sido los pregoneros que con sus aportaciones, sus vivencias, conocimientos y recuerdos, abren siempre el marco de estas fiestas de nuestro municipio, pero en las que participa toda Lanzarote, todos somos hijos de nuestra Patrona, por nosotros se ha quedado en esta pequeña ermita, por nosotros se ha quedado con su rostro quemado por el calor de la lava.
Como pregonero, quiero invitar a todos los lanzaroteños y visitantes en general a participar en estas fiestas que dedicamos a la patrona de Lanzarote, que en estos momentos difíciles para tantas familias, acudamos al santuario de Nuestra Señora para pedirle por los pobres, por los enfermos, por los necesitados de este municipio, que en la alegría de esta fiesta, tengamos un recuerdo para los que ya no están entre nosotros y a los que les debemos nuestra vida, las tradiciones y las costumbres.

¡FELICES FIESTAS A TODOS!

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