Por Agustín Cabrera Perdomo
– [ ] Los mencionados barrios arrecifeños, casi todos se hallaban a tiro de piedra del centro. Por el Este, en las calles traseras a la Iglesia Parroquial, se ubicaba el minúsculo y humilde barrio de La Puntilla el cual bordeaba la enfangada ribera oriental del Charco de San Ginés pero al mismo tiempo de límpidas aguas y variada fauna marina. Durante este recorrido nostálgico abandonamos La Puntilla y nos damos un salto Calle Real arriba hasta llegar a Las Cuatro Esquinas y que salvada la empinada cuesta, llegabas un poco agitado por el esfuerzo a ese conjunto urbano constituido por la calle Pérez Galdós, que con sus ramales, calles adyacentes y sus típicas casas terreras agrupaban y conformaban el también marinero y medio burgués barrio denominado de El Lomo.
Los vecinos residentes en la calle Jacinto Borges y parte de Paz Peraza incluyendo el Morro de La Elvira, también se consideraban ribereños e hijos del emblemático barrio de El Charco, laguna salada que caracteriza con su atractivo actual al conjunto urbano de toda la ciudad. En la Calle Real en un desvencijado edificio que aportó una esquina de las cuatro mencionadas, sé estableció el Primer Instituto de Enseñanza Media de Lanzarote y el tercero de Canarias, logrado en tiempos de Primo de Rivera por quien fuese Presidente del Cabildo en aquellos años, don Carlos Sáenz Infante, quien después de una larga conversación con Miguel Primo de Ribera Jefe del Estado de aquellos difíciles años celebrada en el comedor y salones del Hotel Madrid de Las Palmas y que; dada la concomitancia surgida entre ambos, más que entrevista, fue amistosa charla que se prolongó hasta la madrugada. Aquella larga velada de aquellos dos ilustrados personajes que hacía unas horas ni se conocían, terminó con la postrer promesa del mandatario para que Lanzarote tuviese en seis meses su Instituto de Enseñanza Media, promisión que cumplió como demuestra la historia no contada de Arrecife. Paradójicamente la calle que llevaba su nombre ha sido de nuevo rotulada como la calle Sol, que fue su antigua denominación, por otra parte cumpliendo la Ley de la Memoria Histórica. En este caso y sin que pueda servir de precedente, al igual que durante el Franquismo se olvidaron de cambiar el nombre de varias calles de Arrecife como la de Santiago Casares Quiroga y la del Generas Riego, bien se había podido hacer lo mismo por quien tanto hizo por la juventud Lanzaroteña de entonces, dándoles la oportunidad de estudiar el bachillerato, pues antes de ello sólo iban a estudiar fuera de la isla los hijos de las familias pudientes. Después de esta que creo justificada reseña, reinicio de nuevo este desordenado relato sobre el viejo Arrecife que yo recuerdo.