Por Agustín Cabrera Perdomo
Los ocho testigos que seguidamente comparecen son don Ginés de Bethencourt, don Domingo Quadros, don Domingo Quadros Cabrera, don José Perdomo, el Sargento don Pascual Aguiar, marido de doña María Cabrera Carreño, hermana del párroco actuante también en las diligencias, don Domingo Cabrera, don León Bethencourt y don Pedro Romero, quienes se manifiestan más o menos en los mismos términos que el primero, solo que a partir del cuarto testigo, se pronuncian reconociendo a petición del Alcalde, que la firma que también se incluye como la de un testigo instrumental más del procedimiento, pertenece al presbítero don José Plácido Parrilla Pérez el cual se encuentra ausente en la ciudad de Canaria según dicen algunos o Isla de Canaria como dicen otros, manifestando que el dicho don José Plácido es persona de carácter, fe, crédito y probada honradez, afirmando asimismo el haber visto el cuerpo del otorgante al parecer hecho cadáver. Todos juran decir verdad ante Dios y la Cruz según derecho.
Terminadas las declaraciones de los testigos en los términos indicados, el Alcalde en segunda Elección don José Figueroa Quadros, hizo comparecer nuevamente a los dichos testigos instrumentales y les interrogó nuevamente sobre si el Presbítero don Francisco, había otorgado en su presencia el testamento in scriptis que tienen a la vista y que si le habían visto cadáver en ese día. Los testigos se expresan unánimemente que al dicho Presbítero lo habían visto muerto a su parecer sin que tuvieran la menor duda de ello.
Después de innumerables declaraciones y certificaciones sobre la autenticidad de las firmas y el estado del volumen testamentario que se exhibe lacrado y sellado y en el mismo estado de cómo fue entregado al Párroco, al fin se decide a la solemne apertura del volumen no sin antes volver a mostrar que se halla en perfecto estado, sin roturas y sin la mas leve sospecha de que hubiese sido manipulado. Asisten a la solemne ceremonia en la propia casa del difunto, el mencionado Alcalde de Segunda elección, también lo hace el de primera elección don José María Bethencourt, el Venerable cura párroco don José Domingo Cabrera Carreño, hasta ese momento tenedor del testamento.
Don José María de Bethencourt a la vez que alcalde inactivo en este caso, se representa a si mismo y a sus hermanos, todos sobrinos del testador. El Capitán don Ginés de Castro esposo de doña Josefa de Bethencourt y Cabrera, el Subteniente don Manuel Perdomo, como conjunta persona de doña Antonia de Bethencourt y Cabrera, Don Marcial Cabrera como representante de tres hermanos, don Francisco, doña María del Rosario y doña Bernarda de Cabrera, don Guillermo Tophan conjunto de doña Margarita de Cabrera y don Miguel Cabrera que lo es también conjunto de doña María del Carmen Cabrera y Bethencourt, todos sobrinos del difunto presbítero, hijos del capitán don Bartolomé y de don Jerónimo de Cabrera y Bethencourt, hermanos del difunto. Reunidos como decíamos en la casa mortuoria, se separaron por fin los lacres rubricados que garantizaban la inviolabilidad del documento y como la apertura de una tumba egipcia el Alcalde que casualmente era quinto abuelo del que esto les narra, leyó en voz alta y de forma bastante comprensible todo el contenido de aquella interminable sucesión de últimas voluntades y declaraciones de intención, y al termino del mismo que debió ser ya entrada la noche, el dicho mi retatarabuelo alcalde segundo, previno a los herederos para que firmasen todas y cada una de las hojas para que de este modo se evitase cualquier sospecha, desconfianza o recelo.