Fuente: La Voz 14-01-1995
Adolfo Torralbo del Castillo
La estructura primitiva es casi la misma que la actual. Aquella tenía dos ventanas en el presbiterio y una puerta de entrada en la fachada sur que fueron tapiadas posteriormente. Carecía de cimborrio, campanario y coro, y su estructura era muy endeble, por lo que enseguida comenzó a deterio¬rarse. Las paredes laterales. En febrero de 1850 el obispo Don Buenaventura Codina mandó cerrarla al culto después de trasladar la imagen de la Virgen y los objetos de valor a la iglesia parroquial de Tinajo. Poco después se derrumbaba la techumbre. Con el fin de recabar fondos para su restauración y embellecimiento, se formó una comisión «Pro Santuario de los Dolores» que recorrió toda la isla. Los lugares tenían mejor voluntad que recursos económicos y la cantidad recaudada no llegaba para acometer unas obras tan importantes. Hubo que vender las fincas de la Virgen y así felizmente llevarse a cabo la reconstrucción.
La ermita volvió a levantarse hermoseada por el nuevo campanario, el comborrio, el coro y una mayor altura interior, lograda gracias a la bóveda de cañón que se apoya en un friso de piedra volcánica. Estas obras se llevaron a cabo entre 1854 y 1860, y la ermita volvió a abrirse al culto en 1861.
En 1988 urgía una nueva restauración, sobre todo de la cúpula que amenazaba venirse abajo. El día 18 de junio de dicho año se trasladaron todos los objetos de culto a la Parroquia para comenzar las obras. A la una de mediodía se
Se sacaba la imagen y a las tres de la tarde, cuando los obreros entraron en la ermita se había desprendido toda la cúpula. Una vez más, la Virgen había puesto su manto maternal para evitar una catástrofe.
El Cabildo Insular rehízo la cúpula y aportó dos millones de pesetas para el resto de las obras. La Parroquia puso cuatro millones y los devotos de la Virgen donaron otro millón y medio. Las obras se realizaron en 1989 y el 15 de septiembre de ese mismo año ya se pudo abrir de nuevo la ermita, restaurada y embellecida tal y como hoy la contemplamos. Todo fue gracias a los donativos señalados y a la intervención decidida y generosa de tres perso¬nas que es preciso destacar: Carmelo González, Jesús Machín y Martín Robayna, además del Ayuntamiento de Tinajo