Fernandez Parrilla Gloria
Fuente: Lancelot- 1981
Tinajo, en el mes de septiembre, adquiere un sabor distinto. Mientras por todos los rincones el aire derrama los efluvios del mosto hirviendo, el hombre empuña el arado; artesano de la tierra año tras año, con infinita paciencia prepara su semillero donde el cebollino desarrollará su germen. Entre surco y surco va dejando sudor de esperanzas de lluvia y de buena cosecha.
Así, entre labor de campo y agonías de verano septiembre hace un alto en su camino y festeja a Ntra. Sra. de los Volcanes. El barrio de Mancha Blanca y más concretamente Los Dolores, es por unos días punto clave de toda la isla.
Llegan de todos los pueblos hombres, mujeres y niños que, movidos unos por la fé y otros con el deseo de olvidar por un momento su diario quehacer, se aglomeran alrededor de la ermita. El recinto se hace pequeño para contener a tantos fieles que eleven sus plegarias a la Virgen o postrados de rodillas llegan hasta Ella cumpliendo así una promesa hecha en algún momento de angustia. Es hermoso contemplar la fe que les embarga cuando el mundo día a día se materializa y ciertos valores quedan, como si fuera una moda, ya en desuso.
Pero mientras ante la.hermosa Virgen que llora se reza, fuera, en los ventorrillos, se escancia el vino y el ambiente está Meno del olor a la carne en adobo, a pulpo y jarea asada. Por doquier las cuerdas del timple y la guitarra festonean el aire con notas de folias, isas y malagueñas.
Bien es verdad que a través de los años esta fiesta ha .ido cambiando. Hoy los coches han suplantado las pintorescas romerías protagonizadas por los gracioseros que, a lomos de sus camellos, llegaban desde la víspera a honrar a la Virgen; protegidos por los muros de la ermita no les importaba soportar la humedad de la noche, ni el calor, a.veces sofocante del día, para acompañarla en procesión.
Sí, la fiesta de Los Dolores ha cambiado aunque lo más importante, su esencia, permanece inalterable como el volcán que un día ante Su presencia y según la tradición, quedó rendido a sus pies su¬I miso ante quien todo lo puede el amor de una Madre a sus hijos.