Por Agustín Cabrera Perdomo
Fuente: Lancelot nº 935- 22-06-2001
Según revelan las últimas fotografías tomadas por el satélite geoestacionario «FGAWWW. yastabien». Un descubrimiento insospechado, es objeto prioritario de concienzudos estudios por parte del personal encargado de analizar los referidos datos que envía el mencionado satélite «rendijero».
Según fuentes fidedignas fil¬tradas a la prensa internacional especializada; en el cono sur de la isla de Lanzarote, – la más oriental del archipiélago Canario, – y concretamente en una zona denominada Maciot, ha aparecido según datos espec-troscopios del satélite, unos sombrajos, unos indicios con aspecto piramidal, que ha dejado perplejos a los estudiosos del tema. Al parecer, y según las mismas fuentes oficiosas, se trata de grandes construcciones subterráneas en forma de pirámides invertidas, que ríase usted de las de Guizeh. Según los análisis del denominado, desvío al rojotahichechico de dicho espectro, éstas misteriosas pirámides, fueron al parecer construidas con mármol translúcido, traído de Fuerteventura, fue asentado y cogido al parecer, con barro de la Mareta y tiene la rara particularidad, de que sus caras están forradas en su totalidad con cascaras de lapas y de otros moluscos de la zona intermareal de la Isla.
En el mencionado paraje, se construyen actualmente, seis campos de golf para personas normales, y uno pequeño para enanos, (a este último se le ha dado el nombre de Blanca Nieves, como no podía ser menos. (Originales que son los promotores).
La NASA, en telegrama urgente, ha recomendado a las autoridades competentes, la paralización inmediata de dichas obras, y a las incompetentes, que jueguen un rato al teto.
Esta sabia medida que adoptó e hizo suya inmediatamente el Gobierno Autónomo, ha ocasionado una queja oficial de la Sociedad de Cazadores, que al parecer, se las prometía muy felices con tanto césped para sus intocables lepóridos.
Lanzarote, tierra atormentada en su paisaje por remotos acontecimientos telúricos de gran magnitud, fue al parecer, cuna de alguna ignota civilización, previsiblemente extraterrestre y totalmente desconocida hasta ahora. Son sin duda éstos vestigios en estudio, testigos locuaces e irrefutables de su paso por estas insulares tierras y que al parecer, fueron desperdigando por su desértica geografía. (Consúltese el profético libro de J.J. Benítez: Montaña Roja.)
Actualmente, esta codiciada isla del Atlántico, se debate entre grandes disyuntivas Socio-Ambientales. Por un lado, presionan las poderosas fuerzas especulativas del Gran Capital, que ven en cada rincón de la isla, una mina de oro inagotable. Por el otro, los luchadores sin tregua, los modernos descamisados, que denuncian ante la Opinión Pública hechos como éste de los campos de golf y otros similares dislates urbanísticos, que tienen a la isla hecha unos verdaderos zorros. A todo esto, la población aborigen, -etnia en franco retroceso, – se ve reducida y confinada a pequeñas reservas del interior.
Las dificultades de supervivencia de esta curiosa etnia, son principalmente debidas a la falta de servicios primordiales, como son la energía eléctrica y el agua potable, a los cuales se les niegan los enganches para sus autoconstruidos habitáculos, basándose en argucias burocráticas y en otras artimañas jodelonas.