Tinajo: Navidades de ayer y hoy (y II)

Agustín Cabrera Perdomo
Fuente: Lancelot Nº 1116 – 10-12-2004

Durante las Navidades pasadas, la recreación artístico vegetal, producto de la febril imaginación de nuestro alcalde, (esto lo supongo yo por su relación profesional con voltios, vatios y demás linajes eléctricos), tenía apariencia de drago (Draceana draco) y si es así o si no, lo cierto es que ese año se superaron a sí mismos los artífices del emblemático distintivo navideño.

Por la mañana, dos camiones jirafas, con operarios encaramados en peligrosas alturas dotaban de verdes ramajes al esbelto tronco de éste antagonista tinajero del icodense drago milenario.
Lució esplendoroso a la entrada de Tinajo como el más alto y original árbol navideño jamás concebido a lo largo y ancho de toda la geografía isleña, aunque sentimos la ausencia del alcaraván luminoso del año anterior, (burhinus oedicnemus luminosus) posado en lo más alto de sus ramas.
No sé si por envidia ante tanta enjundia o por que le había llegado su hora final, lo cierto fue que a uno de los dragos de verdad que ornamentaba la Plaza de San Roque se le metió una grave y maligna carcoma que se lo trajo a tierra y hace ya tiempo se certificó su definitivo óbito. DEP.
Este año, la imaginación de nuestro actual Regidor Municipal, ha volado hacia tiempos pretéritos, tiempos ya lejanos en los cuales Tinajo contaba en las cercanías a la Plaza de San Roque, con dos clásicas molinas y un molino de viento de los que tristemente aun pueden observarse: del molino, las ruinas vencidas de sus muros, y de la molina; su noble armadura pudriéndose humillada sobre lo que queda de sus viejas paredes.
El emblema monumental que presidirá estas Navidades Tinajeras del 2004 será un espectacular Molino de Viento que como tardío homenaje a sus predecesores, veremos lucir con su fantasía de luces a la entrada del pueblo. Allí, moverán sus aspas las suaves brisas que como la estrella de los Reyes, nos llegarán del Oriente, cada vez con más prisas, y con prisas pasara su efímera y virtual molienda, pero creo, que avivará en los más viejos, el recuerdo y la añoranza por aquellos desaparecidos molinos y molinas que antaño ayudaron a paliar el hambre de todo un pueblo.
En los últimos crepúsculos de las navidades pasadas, creí ver el maltrecho porte de un viejo y escuálido guirre (neophron percnopterus escuálidus) volar en círculos sobre aquel drago luminoso, lo cual me trajo memorias de Navidades más afectivas, de Pascuas con olor a tierra mojada por la lluvia, a piedras con escán, a verodes, a tabaibas y piteras que arrancábamos de las lavas cercanas para ambientar el Belén de la Iglesia de san Roque. Pero, todo fue ilusión, el guirre que creí ver, seguramente fue un gaviota curioso y perdido en el cielo de aquel sangrante atardecer.
Las tradiciones si no se ejercitan, se pierden; huyen de nosotros como de la peste y así como desapareció de nuestros cielos el viejo guirre, también se irá extinguiendo el recuerdo de las molinas y molinos de Tinajo, y serán pronto solo eso, un recuerdo en la memoria de los viejos.
La maltrecha imagen que queda de estos ingenios, estará representada durante unos días, por este quijotesco molino que quizás al ritmo que moverá sus aspas luminosas, removerá las conciencias de las Autoridades que en su día restauraron la casi totalidad de los molinos de la isla, excepto los de este pueblo, que como es tradicional, casi siempre dejan en el olvido. ¡Felices Pascuas!

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