Agustín Cabrera Perdomo
Abril de 2017.
La majadera resistencia de nuestra ínclita Alcaldesa para no autorizar la circulación de vehículos por la avenida de La Marina, pudiera ser una sibilina estrategia urbana para que el recientemente inaugurado trenecito turístico tenga la avenida para él y para la rentable guagüita lanzadera. Si esto fuera así, se haría realidad ese dicho tan nuestro de: » ya el conejo, me ehrrihcó la perra.» Si esa fuera la causa de tan recalcitrante actitud de la que por lo visto y oído es la única que manda en este asunto «ferroviario» en lo que antes fueron las Escuelas Graduadas y La Recova. Esto; en mi humilde opinión es un despropósito más de los muchos que sufre este pueblo por la testarudez de la accidentalmente alcaldesa señora De Anta y su grupo de gobierno.
Mientras los vehículos particulares, los rent a a car, los furgones, furgonetas, guaguas, camiones, motos, scooters, bicicletas y los ciudadanos que los conducen y se retuercen en sus asientos cabreados soportando colas interminables por calles y callejones de una ciudad totalmente caótica donde hasta los semáforos van por libre, sin coordinación para agilizar la circulación rodada. Ciudad está donde el aventurarse para aparcar en alguna de sus calles sería de antemano un hecho de los Apóstoles. Una ciudad donde después de las siete de la tarde, es como si hubiese caído sobre ella la famosa bomba de neutrones de la Guerra Fría, de la cual se decía que mataba a la gente pero no dañaba a los edificios. Ciudad donde se protegen ruinas inmundas de edificios sin ningún valor arquitectónico e histórico. Ciudad donde se han tapiado las casas terreras que flanquean calles enteras y a las que luego el Ayuntamiento les da una manita de pintura para tapar sus desvergüenzas. Una ciudad donde se protege todo y no se conserva nada. Una ciudad donde cuando caen cuatro gotas granadas de lluvia, se convierte en una apestosa e inmunda cloaca. Una ciudad que carece de Plan de Ordenación Urbana porque debe ser muy difícil su redacción por incompetencia manifiesta o por inconfesables intereses y presiones ya que llevan nuestros bien pagados ediles, asesores, arquitectos e ingenieros, unos cuarenta años intentándolo o haciendo parecer que lo intentan; pero que obviamente no han logrado aún conseguirlo, contribuyendo así, con esta paralización urbana, negarles el pan y la sal a arquitectos, aparejadores, delineantes, albañiles, peones y a todos los empleados de comercios e industrias directamente perjudicados por la falta de eso que muchos burócratas de la política llaman pomposamente El Documento. Y como guinda para coronar el pastel, la Capital de la isla; para no ser menos que otras grandes urbes de este país primer productor del mundo de aceite de oliva y chorizos con dos patas, ha tenido el deshonor de ser intervenido su Ayuntamiento por la Guardia Civil mandada por la Justicia y no precisamente para sacar certificados de residencia o empadronamiento, sino para lo que todos ustedes saben de sobra y que también están al día de cómo algunos y algunas están todavía de rositas. Quien parece ser que cumple aquí sus condenas y se le agilizan las causas una tras otra, es a quien fuera mi amigo en la juventud don Dimas Martín Martín, por el cual no estoy rompiendo una lanza, porque cada uno es responsable de sus actos.
Un panorama realmente halagüeño para las generaciones recién llegadas y venideras.
Y para acabar con una de arena, diré que en todo lo relacionado con las actividades humanas, siempre hay y han habido honrosas excepciones las cuales no tienen que darse por aludidos con estas ocurrencias que de vez en cuando se me ocurren y valga la….eso.
Historia de Tinajo 