Fuente: Agustín de La Hoz –Lanzarote
(…) A poco tramo de la península de Mejías está la residencia veraniega de la gente de Tinajo, que suele inundarse cuando el Atlántico tiene inesperadas crecidas, acompañadas siempre por vientos huracanados (1). Esta residencia de estío, misteriosamente llamada La Santa, fue en otros tiempos muy frecuentada por gente linajuda, aunque en la actualidad apenas si nadie acude allí.
Después de rápido barzoneo por las contadas casitas de La Santa, que parecen estar soldadas a los risquetes de la orilla, trepa uno la montaña Bermeja, resquebrajada, partida a tajos, y desde su cumbre vese a Dios, al mar, obscuro como boca de lobo. A los pies queda el fatídico y nunca bien aclarado Morro de los Betancores, donde dicen que se escondían las criaturas habidas al margen del matrimonio. Hay quienes hayan oído el lamento de los niños, ateridos de frío, y quienes hayan visto ahogarse por allí a una madre arrepentida y desesperada. A la derecha del de los Betancores, vese emergiendo de las aguas atormentadas a Morro Negro, con sus crestas y púas de piedra, cual si fuera un monstruoso reptil o un demonio disfrazado. (…)
NOTAS
1.- La Santa sufrió la última inundación en 1958