Fuente: Agustín de La Hoz –Lanzarote
(…) La monotonía «sahárica» se rompe con la leve presencia de la montaña Mosta, que es necesario trepar para admirar al endiablado caserío del Cuchillo, donde una dama(1) de rango y prosapia manejó con mano dura a multitud de «majos» y moriscos a principios del siglo XVI, de los cuales «muchos se bautizaron y quedaron con libertad en esta isla» (2).