POR ANTONIO CABRERA BARRERA
Que duda cabe que todos esperamos la llegada de la Fiesta con la ilusión de un niño en vísperas de Reyes. Ilusión que se debate entre la curiosidad y la avalancha de cosas y hechos, y la frustración posterior seguida del consabido «otra vez será”… Aunque no llegaríamos a esta última situación si a todos nos moviera un gran interés o deseo de superación, de ir cada vez más lejos, de alcanzar nuevas metas … Si así lo hiciéramos estaríamos en el camino del éxito.
Antes de la fiesta vivimos para ella. Se especula con el «cómo será», «qué se hará», «cómo se pasará». Tres motivos básicos que serán como surcos por donde discurran ilusiones, deseos, curiosidad, anhelos…; aunando a un tiempo el sueño con la realidad, lo quimérico con lo prosaico… resultando una rica amalgama que se podría sintetizar en «querer vivir profundamente”.
En esta época de tecnificación y automatismo, de prisas y alienación en que nos está tocando vivir, hay momentos en que el hombre trata de encontrar una respuesta a toda esta encrucijada en que nos hallamos inmersos, intentándolo de dos maneras fundamentales: en la interiorización del propio ser o por el contrario en la liberación de esa carga que nos agobia. Doble plano de actuación; el primero se desarrolla dentro de la parcela religiosa, buceando, escudriñando en su interioridad, buscando un apoyo o un justificante, un Ser superior en el cual colocar y apoyar toda su existencia; es el ámbito filosófico y espiritual. El otro aspecto o plano consiste en intentar encontrar cualquier resquicio por el que se pueda evadir de esta carga que lo tiene apesadumbrado y donde le sea factible desarrollar una conducta de liberación.
Así, resumiendo, no seria aventurado decir que la Fiesta somos nosotros que hemos logrado escapar por ese resquicio y hemos conseguido liberamos de los problemas, agobios, frustraciones,… almacenados en el interior durante todo el año.
Fiesta es olvidarse de todo por unos días y hacer otra vida en la que la ansiedad no sea el motivo básico del comportamiento Es, en definitiva, la amnistía que concedemos a nuestro espíritu por unos días, para olvidan, liberarse, perdonar, divertirse, disfrutar… o lo que es igual ¡seguir viviendo!
Para mí en particular, es una evocación continua de recuerdos, añoranzas … traer a mi memoria, como una nebulosa, aquellas otras Fiestas de mi niñez; tan distintas en lo superficial pero iguales en su esencia a las actuales en la Fe que nos mueve a todos a honrar a nuestro Patrono San Roque; distintas también en los diferentes deseos que nos impulsan a través de los años, en aquellos era sólo alegría e ilusión de pasarlo bien, en éstos siento además afanes de que estos festejos se superen, se acerquen cada año más a lo que el pueblo y sus habitantes se merecen, y que por exigencias y ritmo acelerado de la vida en sí, cada nueva celebración exige más que la anterior. Por todo ello, por ser hijo de este pueblo y por así desearlo enormemente, me pongo a disposición para colaborar en todo aquello que redunde en pro de una mejor Fiesta y al mismo tiempo agradezco a la comisión de festejos la oportunidad que me ha brindado de asomarme desde las columnas de este programa para así poder charlar con todos y cada uno de los vecinos de Tinajo del que soy como ya he dicho y todos saben un hijos más.