Fuente: Apuntes para la Historia de Tinajo
Por Inmaculada Rodríguez Fernández
En abril de 1882 los concejales de Tinajo elaboraron el informe que le enviarían a la Diputación Provincial que deseaba conocer las causas que habían llevado a la dramática situación por la que pasaban los habitantes de Lanzarote y las posibles soluciones para intentar remediarla. Expusieron, como causas, las siguientes:
1. Las sequías durante todo el siglo XIX. Desde 1876 había sido cuando con más continuidad y de una manera más absoluta se había experimentado. La carencia casi completa de aguas pluviales en un pueblo exclusivamente agrícola, con todas sus tierras de secano, al no tener manantiales para riego Y aun para beber, dio como resultado el desastre en la agricultura, casi única fuente de riqueza. Las industrias no existan y el comercio, al resentirse la agricultura, tenía que seguir la misma suerte que aquella. Consideraban que las sequías y la escasez de lluvias estaban motivadas por una serie de razones:
a.- La situación geográfica de la isla, situada en una zona en la que raras veces se experimentaban perturbaciones atmosféricas, proporcionando un clima templado y agradable, librando a las islas de las desastrosas consecuencias que en otras partes se experimentaban; pero que, al mismo tiempo las privaba de los beneficios de abundantes lluvias.
b.- Lo llano de la isla y lo poco elevado de su suelo sobre el nivel del mar, careciendo de altas mesetas y elevadas cordilleras que detuvieran el avance de las nubes y dieran lugar a la condensación de las mismas y a la precipitación en forma de lluvias o rocíos.
c.- Carencia completa de arbolados y bosques que en número suficiente atrajeran las lluvias.
Las dos primeras no podían ser modificadas por el hombre. Pero, ellos opinaban que la tercera sí podía serlo, porque existían en la isla muchas montañas cuyas faldas menores eran susceptibles de una lozana vegetación. Si en ellas se plantaran pinos marítimos, u otros árboles, se formarían magníficos bosques. Exponían que en la zona de terrenos que atravesaba la parte central de la isla, donde llamaban La Caleta, invadida por el jable o arena blanca, zona inútil para el cultivo de cereales, sí se podrían hacer, con éxito seguro, plantaciones de arbolada. De esa manera se tendría, dentro de unos años, frondosos bosques. El terreno, que no servía para el cultivo de cereales, plantas muy débiles para resistir los fuertes vientos acompañados de arena, era muy adecuado para árboles. La formación de bosques en esa zona, además de atraer las lluvias, produciría una gran riqueza de madera y leña, materias primas de las que se carecía en la isla. También evitaría que el jable siguiera inutilizando, como ya lo había hecho, una gran porción de terreno. Ya había invadido por la parte baja del pueblo de San Bartolomé, penetrado en Tinajo, y amenazaba, en un porvenir cercano, a pagos tan importantes como La Vegueta, Tiagua, Tao, Tomaren, Mozaza, Güirne y aún a Tías.
2.- Consecuencia de la primera por muchas razones:
a.- Descenso de los precios de la cochinilla hasta llegar a la depreciación. No se había encontrado otro cultivo para sustituirla.
b.- Aumento y multiplicidad de los impuestos que pesaban sobre la propiedad inmueble.
3.- Establecido en 1845 el sistema tributario que en esos momentos regía, teniendo por base un impuesto directo sobre el producto líquido de los bienes inmuebles, cultivos y ganadería, les había sido posible satisfacer con regularidad las nuevas contribuciones, porque estaban muy lejos de ser tantas y tan alzadas como las que en esos momentos existían y porque, además de los cereales, se contaba con las barrillas. Desde 1850 se había desarrollado el cultivo de la cochinilla que, con los elevados precios que obtuvo en el mercado, por muchos años proporcionó a la isla una prosperidad relativa.
Subieron progresivamente los valores en venta y renta de los terrenos. Pero, llegó la época en la que, mientras por una parte seguían subiendo las contribuciones, por otra empezaba a bajar el precio. Concurriendo a la vez escasez de lluvias Y pertinaces sequías, y habiendo descendido los valores en venta y renta, en los amillaramientos seguía figurando la misma riqueza imponible que había ascendido ésta por los altos precios que tuvo la cochinilla. Habiendo desaparecido éste casi único artículo de exportación, por donde entraba numerario en la isla, éste había quedado reducido al cultivo de cereales. Las cosechas eran muy eventuales. Debiendo formarse el cálculo para deducir la renta, o producto líquido, por un decenio, se comprendía que la riqueza verdadera era muy inferior a la que figuraba. Urgía que se variara el sistema tributario, pagando los impuestos en especia y cuota proporcional en lugar de fija. Si ello no era asequible, era de absoluta necesidad que se formara una nueva estadística, de la que se carecía, en la que apareciera la riqueza reducida a su justo límite.
4.- Falta de artículos de exportación y carencia de metálico. Un gran número de contribuyentes tuvo que recurrir a tomar dinero a préstamo para adquirir yuntas y simientes y atender a las apremiantes necesidades de la vida. Como las exigencias de la demanda eran muy superiores a la oferta, por ser cortas las cantidades dedicadas a esta clase de negocios, el dinero se había puesto caro. Los intereses eran muy crecidos. Esa era una de las llagas sociales que más habían afectado a una gran parte de los moradores del territorio y que más habían contribuido a su ruina, porque, si los contratos de préstamos con subidos intereses eran por lo general ruinosos, aun cuando se contrajeran para alguna industria o negociación, lo eran mucho más cuando se aceptaban esos compromisos a fin de satisfacer urgencias del momento. Para salvar las consecuencias de una exagerada usura convenía que se establecieran en la isla depósitos con una organización a propósito con el fin de facilitar semillas a los propietarios, cuando de ellas carecieran, y la instalación de un establecimiento de crédito que prestara dinero con un interés módico. También se hacía indispensable para dar trabajo a los braceros sin ocupación contener la emigración, y corno medida de que circulara más numerario, la ejecución de obras públicas, que sería una de las medidas más eficaces para socorrer a la isla de su postración.
5.- Falta de agua para beber. En la zona donde llamaban Famara había un manantial que sin grandes gastos podía explotarse, aumentar el caudal de agua y por medio de una cañería conducirla a la parte central de la isla, o a otro punto, formando depósitos de los cuales, en los años de sequía, pudieran los moradores de Lanzarote extraer el agua para satisfacer la más apremiante necesidad.
Totalmente ineficaces serían las medidas propuestas si no se conseguía antes el perdón de contribuciones, la solución más urgente y necesaria.
Resumiendo. Causas principales de las calamidades:
• La sequía.
• Depreciación de la cochinilla.
• Aumento y multiplicidad de los impuestos.
• Escasez de numerario y excesivo interés de la usura.
• Falta de agua para beber.
Medidas a tornar con el fin de extinguirlas, o por lo menos aminorarlas:
• Plantación de un arbolado.
• Corrección de la base de contribución de la isla adoptándose el pago en especia en lugar de fija y lograr la formación de una nueva estadística en la que apareciera la verdadera riqueza imponible de la propiedad inmueble.
• Establecimiento de depósitos para facilitar, en los años de escasez, semillas a los propietarios.
• Constitución de una sucursal de un establecimiento de
• crédito que facilitara dinero sobre la propiedad a un módico interés.
• Las obras públicas.
• La explotación de las aguas con las que se contaba en el manantial de Famara.
• Como medida urgente el perdón de contribuciones.